¿Servir o no servir? El «pequeño» gran arte de la felicidad en los negocios.

 

Como están estimados lectores?  Les comento que por motivos de salud he tenido que guardar reposo estos días y que esto a su vez me ha permitido recapitular muchas cosas, entre ellas la actitud de SERVIR a los demás.

Hace algunos años atrás leí en el escritorio de una amistad que en ese entonces trabajaba para gobierno una frase que decía así: “El que no vive para servir, no sirve para vivir” en aquel momento no tenía idea de la importancia y trascendencia que esta frase tendría más adelante en mi vida.

Todos desde que nacemos, en algún momento de nuestra vida hemos servido a otras personas, muchas veces sin darnos cuenta, otras nos han sido motivo de gran satisfacción personal o incluso profesional, sin embargo con el transcurrir del tiempo y con esta vida tan materialista que se vive hoy día, la ACTITUD  de SERVIR, se ha casi perdido.

¿Qué tiene que ver esto con las PyMES? Mucho, porque es parte de la esencia que les permitirá seguir en el mercado.  Por la mañana “viendo” un programa que conduce Fernanda Tapía, decía uno de sus invitados que poco tiempo atrás leyó un letrero que decía así: “Tengamos una casa que sea el reflejo de nuestro éxito”  este invitado comentaba muy atinadamente que esto invitaba a la gente a vivir solo de apariencias y en el apego de las cosas materiales. Lamentablemente mucha gente cuando cae en el juego del materialismo se olvida del arte de servir a los demás como parte del proceso en la generación de la riqueza.

¿Cuántas veces no hemos entrado a “x” lugar a comprar algo y nos encontramos al personal e incluso a los mismos dueños con una actitud de enojo, molestia, flojera o como en lo personal suelo decir: robotizada,  donde no hay un interés real por lo que el cliente necesita, pues no disfrutan lo que hacen o solo están inmersos en pensar cómo atraer más dinero a sus bolsillos.  Se han olvidado que entre más disfruten y amen lo que hacen, el arte de servir se va dando de forma cada vez más natural, atrayendo con esto más clientes y como consecuencia, más ingresos.

¿Por qué comencé el post hablando de mí? Porque considero que todos en algún momento todos tenemos que darnos un tiempo para recapitular sobre el rumbo que llevamos y si es el correcto para poder llegar a nuestro destino (en mi caso aproveche mi problema de salud para reflexionarlo).   Muchos lectores de este blog, son gente que tienen una PyME, están en proceso de tenerla, o es un sueño que planean hacer realidad, y que seguramente en algún momento se han preguntado si están en el camino correcto.

En lo personal puedo comentarles que nunca imagine dedicarme a lo que hoy me dedico, soñaba con ser una médico consagrada, estuve algún tiempo en asociaciones que me permitieron ayudar a otros, y debo confesar que la sensación que me causo el servir a los demás es indescriptiblemente hermosa, finalmente por cosas de la vida, termine estudiando Administración, (más obligada que por ganas) pero con el pasar del tiempo comence a amar lo que hacía,  pues también me permitía servir a los demás, aunque de otra forma.

¿Mis sueños? Se han ido cumpliendo uno a uno, algunos se han modificado, otros termine desechándolos cuando comencé a sentir que no me hacían feliz, pero en todos ellos se me ha permitido servir a los demás y por lo tanto ser feliz.

El fin de semana viendo en familia una película llamada “The Ultimate Gift” basada en novela de Jim Stovall en donde el protagonista Jason Stevens interpretado por Drew Fuller decía: “Yo no sé si tengo un sueño, pero lo que si se, es que puedo hacer realidad el sueño de los demás” y aunque muchos pueden tomar esto como basar su vida en la de los demás, en lo personal lo interpreto como el servir a los demás  y ser feliz con esa actitud.

Servir, implica observación, sensibilidad, objetividad  y posteriormente la detección de las necesidades de los demás, sin embargo hay que reconocer que normalmente estamos pendientes, casi de manera exclusiva de nuestras propias necesidades.   

Partiendo de esto, se puede afirmar que no solo implica detectar lo que se necesita, sino que hay que resolver, en la medida de lo posible esas carencias que se van detectando.

 Hace tiempo en un departamento de recursos humanos se les pidió a los que laboraran ahí, aprovechando el cambio de guardias de seguridad que no los conocían, a que hicieran un simulacro para solicitar empleo en su misma empresa. Para darle más realismo se pusieron oficinistas en ese departamento de otro piso, que no los conocían. Los resultados no fueron del todo agradables. Estaban molestos con los guardias por el trato que les dieron, y con los oficinistas por el tiempo que les hacían esperar y la poca información que les daban.

 La idea era que se dieran cuenta que independientemente que realizaran bien su trabajo, el pensar como clientes (empatía) les descubrió una serie de defectos y errores que no les gustaron vivir y que algunos comenzaron a cambiar.

 Saber meterse en los zapatos de los demás es sentir con ellos y lo más importante detectar las necesidades que van surgiendo con lo cual la virtud del servicio se comienza a vivir.  Sin embargo, aunque detectar las necesidades de los demás es ya un logro, resulta infructuoso si esas necesidades no se cubren.

 Al hablar con gerentes y supervisores, cuando preguntan por la esencia de la gerencia y de la supervisión se les contesta que consiste en “estar al pendiente de que las personas que trabajan con ellos tengan todo lo necesario para realizar bien su trabajo” en pocas palabras se les está hablando del servicio y de la empatía.

 Todo este ejemplo viene a colación tratando de entender la frase de Víctor Frankl, que afirma que “la puerta de la felicidad se abre hacia fuera, cuando más se quiere abrir hacia adentro, más se cierra

El servir es una virtud que tiene como consecuencia esa felicidad porque nos hace pensar en los demás, esto es ver hacia fuera y que una de las primeras consecuencias de vivir el servir es la alegría, la segunda la atracción de clientes y la tercera la generación de mayores ingresos.

Asi es que debes preguntarte  ¿tienes la actitud de servir y ser feliz o solo la actitud de indiferencia que solo te hace estar por TENER que estar? ¿Será el momento para reflexionar si estas en el camino correcto? ¿o tal vez es momento de hacer ajustes?

 Solo tú tienes la respuesta y mientras la tomas en cuenta o la encuentras te dejo con este bello pensamiento de Gabriela Mistral.

Toda la naturaleza es un anhelo de servicio.

Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.

Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.

Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;

Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.

Sé el que aparta la piedra del camino;

El que quita odio entre los corazones y las dificultades del problema.

Hay la alegría de ser sano y la de ser justo;

Pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.

Aquél es el que critica, éste es el que destruye, sé tú el que sirve.

El servir no es sólo faena de seres inferiores.

Dios que da el fruto y la luz, sirve.

Pudiera llamársele así: EL QUE SIRVE

 Nos leemos la próxima vez.